Conversaciones en torno a las Movilizaciones del Pueblo mapuche


El presente documento es parte de una conversación sostenida por la organización Meli Witran Mapu de Santiago con la Coordinadora mapuche Arauco-Malleco; esperamos que constituya un aporte a la discusión y el entendimiento.

¿Cómo evalúan las movilizaciones en torno al 12 de octubre?

R. La evaluación que hacemos es positiva, independiente de quienes hayan convocado. Tanto la alta convocatoria como la cobertura comunicacional reflejan aspectos a favor de la lucha de nuestro pueblo. Desde ese punto de vista, es necesario mencionar algunos aspectos importantes: Primero, hay una mayor "conciencia histórica" sobre la realidad de nuestro pueblo y sobre el origen de la opresión. Para los mapuches dicha conciencia se expresa en una mayor claridad en torno a nuestros enemigos directos, aunque falta todavía una mayor definición en torno a los escenarios sociopolíticos que nos toca afrontar.

Segundo, la masividad de las movilizaciones otorga al movimiento mapuche una posibilidad real de contar con una gran base social de apoyo, lo suficientemente amplia como para plantearse a futuro objetivos políticos que dicen relación con la liberación de nuestro pueblo. Esta posibilidad nos exige trabajar por un proyecto más coherente por los derechos territoriales y políticos mapuches.

Es necesario señalar que estas movilizaciones tienen como antesala la clara y decidida lucha que han emprendido las comunidades en conflicto organizadas por la Coordinadora. Dicha lucha a permitido activar al movimiento mapuche que en la actualidad se expresa en el accionar de distintos sectores y organizaciones. Es justamente a raíz de este cuadro que una agrupación de organizaciones convoca a una movilización en Concepción que contó con un gran respaldo, debido principalmente a que supieron trabajar hábilmente la coyuntura y el tema de los derechos mapuches, cuestión muy arraigada al interior de nuestro pueblo y que cuenta con el apoyo de distintos sectores sociales chilenos. La Coordinadora valora ese apoyo, pero confronta las ideas de manipulación política de dicha movilización, ya que las organizaciones que allí convocaron están directa y públicamente ligadas a partidos políticos que conforman la coalición de gobierno, avalando con ello una salida a los conflictos dentro del marco de la dominación que el Estado chileno ejerce contra nuestro pueblo. Por otro lado, destacamos la movilización realizada en Santiago, ya que las agrupaciones que allí convocaron respondieron a los contenidos de lucha planteados por las comunidades en conflicto, quienes en definitiva son las que desarrollan en la práctica una propuesta autónoma y de liberación.

Si bien el 12 de octubre permite aglutinar amplios sectores en torno a las demandas históricas de nuestro pueblo, el estado actual de nuestras fuerzas nos hacen definirla como una fecha simbólica más, ya que la visión estratégica que se construye desde la Coordinadora trasciende las coyunturas e hitos. Es por ello que los esfuerzos principales han estado centrados en dar continuidad al proceso de acumulación de fuerzas en la base, a la resistencia al modelo de inversión neoliberal y a la reconstrucción del tejido social de nuestro pueblo. Esto se expresa en la etapa actual de rearticulación de las comunidades (rol actual de la Coordinadora), etapa que más tarde nos hará definir la necesidad de un referente mayor que represente política e ideológicamente al conjunto de nuestro pueblo. Nosotros pensamos que se hará necesario un mayor ejercicio político-ideológico para poder comprender estos planteamientos. Las organizaciones mapuches que hoy no están tan vinculadas a los partidos políticos se verán obligadas a levantar propuestas de mayor coherencia en relación con los grados de conciencia y compromiso adquiridos por importantes sectores mapuches y, principalmente, porque en el actual escenario sociopolítico se persiste en el aniquilamiento material e ideológico de nuestro pueblo.

¿En que pie esta hoy día la CMAM?

R. La Coordinadora mantiene su posición de dar continuidad al proceso de acumulación de fuerzas iniciado en Traiguén a fines de 1998 y en el cual se combinan dos grandes líneas estratégicas: Por una parte, se mantiene una resistencia firme y decidida al modelo neoliberal en los territorios en conflicto, resistencia que está dirigida principalmente en contra de los procesos de inversión transnacional liderados por empresas forestales, energéticas, turísticas y otras. Y por otra parte, en este mismo marco de resistencia, se desarrollan esfuerzos para reconstruir nuestra nación mapuche. En este punto, vital es la rearticulación de las comunidades, ya que esta nos permitirá lograr mayores grados de organización en la ocupación y control de espacios territoriales cada vez más amplios. Asimismo, el reforzamiento de los aspectos históricos, identitarios, culturales y religiosos van dando una mayor capacidad ideológica y política a nuestro movimiento. Este proceso incluye encuentros permanentes, en los cuales la discusión permite consolidar tanto a la organización como al proceso mismo. Del mismo modo, la Coordinadora esta haciendo los esfuerzos para acercar posiciones con otras comunidades en conflicto, con el objeto de reforzar sus propios procesos de lucha en la perspectiva de levantar una propuesta política más amplia a futuro. En síntesis, la Coordinadora centra hoy sus esfuerzos principales en consolidar el control territorial y político en las diferentes zonas de conflicto, iniciando, además, tareas de apoyo a otros procesos de lucha en donde también se busca la recuperación de los derechos territoriales de nuestro pueblo.

¿En que medida los han afectado las detenciones y persecuciones de sus dirigentes?

R. La represión que ejerce el Estado chileno y las empresas forestales hacia las comunidades en conflicto en general y la Coordinadora en particular, responden a un mismo objetivo estratégico: consolidar el sistema económico, político y social del capitalismo. En ese sentido, la lucha de los mapuches afecta directamente dicho objetivo, siendo para ellos necesario contenerla y aniquilarla. En este marco, las detenciones y persecuciones de que son objeto nuestros dirigentes nos afectan principalmente en lo orgánico, ya que los dirigentes de la Coordinadora son también los dirigentes de las comunidades en conflicto, lonkos y werkenes, dirigentes de base que cumplen una labor importantísima dentro de cada comunidad. Lo principal es reiterar que el Estado muestra su verdadero rostro racista y represivo frente a las reivindicaciones mapuches y, más aun, frente a un proyecto político que plantea como meta a largo plazo la liberación de nuestro pueblo.

Sin embargo, las medidas represivas lejos de amilanar nuestra capacidad de lucha, validan aún más nuestros planteamientos y mejoran nuestra disposición de luchar en términos ideológicos y sobre todo valóricos, por el hecho de que se va clarificando el sentido de este proceso y de los costos que deberán asumir quienes pretendan participar de él. En los hechos, la represión implica reforzar el trabajo de la organización tanto en sus aspectos públicos como internos, reforzando por cierto las medidas de seguridad, los métodos conspirativos, el trabajo de contrainteligencia y todas aquellas tareas que nos permitan seguir acumulando fuerzas a futuro. Quizá lo importante es que son las propias comunidades las que van incorporando esta experiencia, asumiéndola con una conciencia más activa y política en la difícil realidad en que ellas están insertas. Desde el punto de vista moral de los golpes recibidos, destacamos el antecedente de que ninguno de nuestros dirigentes y miembros detenidos o perseguidos ha bajado su disposición de trabajar y luchar por la libertad de su pueblo.

¿Hay avances en el terreno de la unidad entra las diferentes organizaciones que existen en la nación mapuche?

R. En primer lugar hay que destacar que hay una gran cantidad de organizaciones dentro de lo que podemos denominar "movimiento mapuche", pero no todas ellas son autónomas y por lo tanto no se plantean como práctica política la reconstrucción de la nación mapuche. La mayoría de ellas responde a una práctica de hacer política dentro del marco de la dominación, es decir, en los estrechos márgenes que el enemigo y su "estado de derecho" le conceden a nuestro pueblo. Estas organizaciones son funcionales a las campañas de asimilación e integración que el Estado desarrolla hacia las comunidades y a la mantención del modelo económico neoliberal en nuestros territorios. Ejemplo de estas organizaciones son todas aquellas que participan y/o se relacionan con la CONADI, máxima expresión de la subordinación mapuche al Estado opresor chileno.

Por otro lado, hay otras organizaciones con discursos más autonomistas, pero que en la práctica mantienen vínculos con proyectos políticos winkas, es decir, con partidos políticos tradicionales y principalmente con aquellos de la coalición de gobierno. Por las características y naturaleza del sistema político chileno, estas organizaciones resultan funcionales a salidas que están bajo el poder de la dominación. Estas organizaciones recogen e incluyen en sus programas las legítimas aspiraciones de nuestras comunidades, pero por su compromiso con la política institucional les será imposible responder a las demandas históricas y políticas de nuestro pueblo. En Arauco tenemos el caso de la llamada "Identidad Territorial Lafkenche", cuya dirigencia esta públicamente ligada al Partido Socialista y PPD. En la Araucanía está el "Consejo de Todas las Tierras" y la "Asociación Ñancucheo" de Lumako, que si bien poseen fuertes discursos autonomistas, no dudan en mantener acuerdos cupulares con el PS. Entre estas tres organizaciones existe en el último tiempo un planteamiento de unidad, pero ligado a un quehacer político dentro de la institucionalidad vigente, dentro de los márgenes permitidos por el mismo Estado al cual nosotros definimos como racista y opresor y del cual participan los partidos políticos con los cuales dichas organizaciones mantienen alianzas.

Haciendo un juicio más directo evidenciamos que el PS y el PPD están lejos de una definición a favor de los oprimidos engeneral y del pueblo mapuche en particular. En el actual escenario sociopolítico sus papeles han sido mantener acuerdos con las clases dominantes para poder gobernar. Y esta relación de dependencia de reforzará aun más en el marco de un futuro gobierno socialdemócrata de Ricardo Lagos, lo que hará que administren un gobierno que mantendrá intacto un sistema político, económico y social antidemocrático, que, además, proyecta el fin de nuestra existencia como pueblo. Desde esta perspectiva, la Coordinadora plantea que no existen los condiciones para trabajar la unidad con estas organizaciones mapuches, las que, además, consideramos no son representativas de las comunidades, sino que más bien utilizan sus conflictos para lograr una figuración política que de otra manera no obtendrían.

La unidad que proponemos como Coordinadora es la unidad por la base y en torno a un proyecto político de liberación común. Esta unidad hoy se está construyendo y se refuerza con la rearticulación de las comunidades en conflicto y sus dirigentes, lonkos, machis, werkenes y konas, quienes para nosotros son los únicos voceros legítimos de la lucha de nuestro pueblo. Por último, consideramos que la unidad de las organizaciones mapuches sólo será posible en el marco de una superación ideológica y política que rompa con la institucionalidad del Estado y con la intervención de los partidos políticos chilenos.

¿Cómo evalúan las propuestas del gobierno, han logrado influir en sectores mapuches?

R. Nuestra visión frente a la propuesta del gobierno se enmarca en la naturaleza de la relación Pueblo mapuche & Estado chileno. Una de las líneas de intervención del Estado, en especial de este último gobierno de la Concertación, es la aplicación de políticas sociales. Estas tienen como objetivo de fondo atomizar al movimiento mapuche y mermar la base social de apoyo de la Coordinadora. Los recursos del Estado son dirigidos principalmente a potenciales zonas de conflicto, con el claro objetivo de acallar sus demandas y desarticular el movimiento en su conjunto. Esa es la evaluación que hacemos de la propuesta del gobierno, propuesta que no consideró ninguna de las demandas históricas de nuestro pueblo, como son la recuperación de espacios territoriales y la autonomía política, poniendo sólo énfasis en la asignación de recursos hacia las comunidades con un claro carácter paternalista y integracionista.

Nosotros definimos la política social del gobierno como intervencionista, por cuanto permite que operen una gran cantidad de instituciones en las comunidades que refuerzan la dependencia y el control de estas hacia el Estado. Por cierto, algunos sectores mapuches también recogen esta política como una posibilidad de obtener dividendos económicos en la administración de estos recursos. De esta dependencia económica de dichos sectores, se pasa luego a una dependencia también política y cultural al Estado y al sistema de dominación, lo que se manifiesta a través de la cooptación dirigencial que el Estado realiza dentro de determinadas organizaciones del movimiento mapuche. Es evidente que la propuesta del gobierno obedece a una estrategia política que persigue desmovilizar a las comunidades en conflicto, garantizándole con ello a los empresarios transnacionales la seguridad de sus inversiones en el territorio mapuche.

¿Cuál es la estrategia del Estado chileno en la actualidad, qué rol juega la cooptación y la represión, y como enfrentan las labores de inteligencia que el Estado realiza?

R. La estrategia del Estado es político-militar y responde a la realidad económica, social y política que vive el país, donde los sectores empresariales y militares tienen todavía un gran poder. Actualmente en nuestro Wallmapuche (territorio mapuche) operan una gran cantidad de empresas forestales y energéticas que presionan por posesionarse sobre las escasas tierras de nuestros hermanos. Esta arremetida indiscriminada cuenta con el aval político, jurídico y policial del Estado, y en el marco del modelo de desarrollo capitalista implementado por Pinochet, condena a nuestro pueblo al exterminio.

Las fuertes movilizaciones llevadas a cabo por las comunidades mapuches, bajo la conducción principalmente de nuestra organización, no ha dejado indiferente ni al gobierno de la Concertación ni a los sectores empresariales que ven hoy amenazados sus intereses en las zonas de conflicto. Por cierto, la intención del gobierno de bajarle el perfil a la crisis mediante políticas sociales y un poco de represión no ha funcionado. Esta incapacidad demostrada por el gobierno de Frei para frenar las movilizaciones a obligado al sector empresarial a exigir una salida eminentemente represiva ("mano dura") en contra de las comunidades. Sin embargo, el Gobierno ha preferido mantener en líneas gruesas su estrategia de dominación, la cual se traduce en los siguientes términos:

La línea social del Estado, que busca desmovilizar por un lado, y por otro, contener y ocultar las contradicciones. Esta línea "social" se construye hoy en el marco de un modelo económico neoliberal que carece de dicho sentido y en donde predominan los intereses de los grandes grupos económicos. Esta línea refuerza, además, el carácter integracionista y paternalista del Estado, generando dentro de la institucionalidad opresora los estrechos espacios de participación en donde algunos hermanos "sueñan" poder solucionar los problemas que aquejan a nuestro pueblo. Por otro lado, la penetración de los anti-valores occidentales al interior de las comunidades va desestructurando la base ideológica y cosmovisionaria de nuestra gente. Y esos anti-valores como el individualismo y el consumismo van insertos hoy en todos los programas y proyectos sociales que el Estado a través de CONADI dirige a las comunidades.

La represión policial, que busca neutralizar a aquellos sectores más consecuentes en la lucha de nuestro pueblo. Esta represión ha ido adquiriendo con el tiempo un carácter de selectiva, centrándose en determinados dirigentes de nuestra organización. Para justificar su accionar, el gobierno mantiene su "tesis" de la infiltración de grupos de ultraizquierda en las comunidades. Además, incorpora una campaña comunicacional en torno a la violencia mostrada por las comunidades y a los "oscuros" objetivos que perseguiría nuestra organización mapuche. Sin embargo, es necesario señalar que la represión no ha sido tarea exclusiva del gobierno. Nosotros tenemos antecedentes concretos de operaciones dirigidas por las propias empresas, quienes han contratado los servicios de aparatos de inteligencia y guardias de seguridad que han venido actuando impunemente, al margen del estado de derecho que tanto pregonan las autoridades de este gobierno. Frente a esta situación, las comunidades en conflicto han asumido la autodefensa legítima, organizándose para contener la represión y detectar las maniobras de inteligencia efectuadas por los organismos de seguridad tanto del Estado como de las empresas. Son las experiencias acumuladas de control político y territorial las que facilitan a las comunidades las tareas de seguridad interna y contrainteligencia, apoyadas por una estructura cada vez más especializada de la Coordinadora.

La cooptación dirigencial, que no sólo está dirigida a ciertos dirigentes sino que también a organizaciones, con las cuales se toman acuerdos políticos para la administración de los recursos provenientes de la línea social del Estado. Esta cooptación ha estado dirigida últimamente hacia aquellos sectores más ambivalentes en la lucha de nuestro pueblo, aquellos que han demostrado en los hechos su incapacidad ideológica y nula autonomía política. El objetivo central es restarle fuerzas al movimiento en su conjunto y aislar a quienes el Estado califica como dirigentes "radicalizados". Por ello el gobierno se ha empeñado en levantar la figura de determinados dirigentes como los interlocutores validos de nuestro pueblo (ocurrió con Aukan Huilcamán mientras les sirvió). Sin embargo, debemos señalar que en líneas generales, esta cooptación no ha prosperado al interior de nuestras bases en las comunidades en conflicto.

Esta estrategia de dominación tiene como eje articulador la consolidación del modelo de desarrollo capitalista heredado de la dictadura militar, que trae consigo una arremetida de empresas transnacionales en el territorio histórico de nuestro pueblo.

¿En qué estado se encuentra la elaboración de una Propuesta mapuche al gobierno?

R. Diríamos que no existe una propuesta "única" del pueblo mapuche hacia el Estado chileno. Son muchas las propuestas que se han presentado y que van desde aquellas vinculadas a la integración de nuestro pueblo, hasta otras que son verdaderos tratados de autonomía territorial y política. Como característica, las primeras están muy influenciadas por contenidos políticos winkas (algunas incluso han sido diseñadas por los propios partidos políticos) y las segundas carecen de una base social real que las defienda y sustente en una probable mesa de negociación. Algunas organizaciones seudo-autónomas han planteado con gran acierto el problema de fondo, pero han sido incapaces de construir procesos sociales en tal sentido y sus esfuerzos (muy respetables, aunque inofensivos) han sido finalmente absorbidos por el sistema de dominación.

Dentro del movimiento mapuche todavía no existe consenso en la necesidad de levantar una propuesta única. Las diferencias en el pensamiento y en la práctica política nos impiden ese logro. Muchas organizaciones mapuches eligen hoy el camino de la integración, buscando en la institucionalidad vigente los espacios de participación. Otras organizaciones optan preferentemente por la figuración en organismos internacionales, ya sea para capitalizar los importantes recursos que de allí se puedan obtener o para saciar la sed de figuración tan propia de determinados caudillos. Para nosotros, la opción es la lucha por recuperar la autonomía territorial y política de nuestro pueblo. La propuesta que se levanta de nuestro accionar pasa por un proceso de acumulación de fuerzas en donde se van cumpliendo etapas: Se parte con el planteamiento de recuperar las tierras usurpadas derivadas de los títulos de merced, en el marco de la institucionalidad o fuera de esta. Luego se desarrolla la ocupación y control de espacios territoriales cada vez más amplios, hasta que la correlación de fuerzas nos permita exigir al Estado el reconocimiento y ejercicio de nuestros derechos fundamentales. Es decir, por nuestro derecho a la autodeterminación como pueblo. Esta es nuestra propuesta, que no es ni "de solución a los conflictos" ni para las autoridades del actual o del próximo gobierno. Nuestra propuesta es "de trabajo" y por su carácter integral de reconstrucción de nuestro pueblo, está dirigida a todas las organizaciones y sectores dispuestos a luchar.

Dejamos en claro que en ciertos contextos sociopolíticos será necesario levantar propuestas específicas, pero ellas deberán enmarcarse en la recuperación de los derechos políticos de nuestro pueblo y contarán con el respaldo de una fuerza política, social y material de nuestro pueblo.

¿Qué rol juegan los mapuches urbanos en el proyecto político de la Coordinadora, sienten que son una fuerza necesaria?

R. En primer lugar, el carácter integral de nuestro proceso de lucha nos obliga a mirar mucho más allá del espacio que ocupan dentro de nuestra sociedad las comunidades. Hoy, a fines del siglo XX, existen dentro de nuestro pueblo un gran sector de mapuches urbanos que hasta hace unos años no era considerado por las organizaciones que lideraban las movilizaciones. En los setenta y ochenta, no se los consideraba porque existía dentro del movimiento mapuche una visión muy rural o campesinista de la lucha de nuestro pueblo, visión influenciada por el rol que jugaba la izquierda tradicional dentro de algunas organizaciones. Luego, en los noventa, no se les tomaba en cuenta simplemente porque se consideraba a sus integrantes como "poco mapuches" o "mapuches ahuincados". Ese argumento, bastante poco político a nuestro parecer, provenía principalmente del Consejo de Todas las Tierras, organización que escudándose en un fundamentalismo arcaico y en una visión romántica de nuestra sociedad, veía en las comunidades a los únicos representantes sociales legítimos de nuestro pueblo. Pues bien, a esta visión romántica nosotros anteponemos una visión geopolítica de la realidad de nuestra sociedad en general y del fenómeno de los mapuches urbanos en particular. Argumentar hoy que la migración de nuestra gente hacia zonas urbanas, principalmente a la zona central, se debe a la falta de una conciencia mapuche por parte de esos hermanos o a la atracción que ejerce sobre ellos la sociedad winka, es desconocer completamente los efectos que la dominación ha provocado sobre nuestro pueblo. Dicha migración encuentra sus antecedentes en la derrota militar de nuestro pueblo, en la ocupación de nuestro territorio, en el arreduccionamiento de nuestra población, y sus causas en la sistemática usurpación de las tierras resultantes de los títulos de merced, en el empobrecimiento de éstas producto de su sobreexplotación y en una serie de transformaciones políticas y socioeconómicas producidas al interior de la sociedad mapuche a lo largo del siglo. Cuando se entiende esto, se entiende también que reducir la lucha de nuestro pueblo al restringido espacio de las comunidades es un grave error político.

Hoy, el 80% de la población mapuche se encuentra viviendo en zonas urbanas y un 44 % de ella lo hace en la Región Metropolitana. Esto, más que datos estadísticos provenientes del censo del año 1992, son valiosos antecedentes a tener en cuenta a la hora de trabajar un proyecto político mapuche. Cualquier organización mapuche que se plantee construir y avanzar en un proyecto político de liberación nacional, debe tomar en cuenta a quienes conforman en los hechos la mayor parte de nuestra población: es decir, a los sectores mapuches urbanos. En nuestro caso, como organización política, hacemos esfuerzos por establecer nexos hacia dichos sectores, focalizando nuestro trabajo hacia los sectores poblacionales de Santiago y hacia las distintas expresiones en que hoy se manifiesta el movimiento estudiantil mapuche (agrupaciones, colectivos, hogares, asociaciones, etc.). Por lo pronto, estos nexos se traducen en el contacto con determinadas organizaciones y en el apoyo material y logístico que dichos sectores prestan a las diferentes zonas de conflictos. Como antecedente, podemos agregar que en la Coordinadora parte importante de quienes realizan trabajo político en las comunidades son mapuches urbanos, en su mayoría jóvenes con un alto grado de preparación política y de identidad cultural. Con esto queremos graficar lo importante que es para nosotros la participación de dicho sector, participación que esperamos trascienda las campañas de solidaridad o de denuncia pública. Lo importante sería que dichos sectores tuvieran la capacidad propia para organizarce y constituirse en sectores sociales y políticos capaces de materializar las tareas que un proceso de lucha como el nuestro conlleva.

Nosotros somos muy optimistas en torno al encuentro que debe producirse entre las comunidades y los sectores urbanos. Todos somos parte de un mismo pueblo y en la perspectiva de forjar fuerza social y política debemos establecer lazos de colaboración mutua. Hoy, gran parte de los mapuches urbanos de Santiago, por ejemplo, viven en una situación de marginación económica y social gravísima. Muchos no tienen nada, aparte de su apellido y el orgullo de pertenecer a un pueblo con historia y cultura propia. En el último tiempo, muchos de esos hermanos se han dado cuenta de que nada tienen que hacer en Santiago y que tienen que volver al Wallmapuche. Quizás no necesariamente a sus mismas zonas rurales, tal vez a alguna ciudad que les permita desarrollarse en sus respectivas profesiones, en fin. Lo destacable es que existe el ánimo de volver y para ello nosotros debemos preparar los espacios, ir ganándolos metro a metro. La liberación de nuestro pueblo sólo la garantizará un proceso de lucha que contemple entre sus planteamientos el retorno de los hijos de la diáspora mapuche y el posterior repoblamiento de nuestro territorio histórico, condición insoslayable si queremos plantearnos algún día la autonomía territorial y política de nuestra nación.

¿Cómo evalúan el gran apoyo con que cuenta la lucha del pueblo mapuche entre los chilenos?

R. La Coordinadora evalúa positivamente ese gran apoyo. Se aprecia una mayor conciencia acerca de nuestra realidad, la cual está marcada por la opresión y la marginación. Sin embargo, se hace todavía necesario explicar mucho más los contenidos políticos de la lucha de nuestras comunidades hacia los distintos sectores de la sociedad chilena. Se debe entender que esta lucha que desarrollamos no es una lucha de un sector social más, como lo conciben aún ciertas posiciones de la izquierda tradicional, sino que más bien se trata de una nueva experiencia que le permitirá a nuestro pueblo generar su propia dirección política. La reconstrucción de la nación mapuche pasa por la elaboración de un proyecto político-ideológico propio que sea capaz de recoger lo mejor de nuestra historia, cosmovisión y cultura. Por ello que se hace necesario desarrollar un movimiento con características autónomas y una practica política de enfrentamiento con el sistema de dominación que nos impone el Estado chileno. Sólo así podremos contener la arremetida neoliberal, defender nuestra madre tierra y proyectar a futuro una lucha de liberación nacional. En la medida que los sectores más conscientes y comprometidos de la sociedad chilena vayan comprendiendo el sentido de la lucha mapuche, harán posible y potenciarán el proceso de resistencia y liberación de nuestro pueblo, a la vez que enriquecerán sus propios procesos.

Hoy, el apoyo con que cuenta la lucha mapuche tanto en el ámbito nacional como internacional, tiene importancia en la medida que este gran respaldo social nos permite construir redes de apoyo. Este respaldo social winka, sin embargo, no debería presionarnos a buscar la unidad por la unidad antes de crear las condiciones para un mayor debate y ejercicio ideológico que nos permita construir un referente mapuche capaz de plantearse objetivos estratégicos. El éxito de la lucha de nuestro pueblo creemos que no depende exclusivamente de este gran respaldo que despierta su causa, sino que más bien de la capacidad que tengamos nosotros de construir los instrumentos políticos y orgánicos necesarios para una lucha de esta envergadura.

¿Cómo se manifiesta el apoyo de los chilenos a la lucha que ustedes desarrollan?

R. El gobierno ha intentado por todos los medios desvirtuar nuestro movimiento y nuestro accionar. Esto se debe en gran parte a que el gobierno ve en peligro la legitimación del actual régimen en el hecho de que la sociedad chilena reconozca la certeza de nuestra lucha. Sin embargo esto ha ocurrido y mucho más gente comprende que en Chile la ley nada tiene que ver con la justicia y que la democracia que llegó es sólo un discurso, que nada tiene que ver con la realidad de nuestras comunidades ni tampoco con la del pueblo chileno.

A pesar del discurso oficial, existe un gran apoyo de la sociedad chilena, lo que ha impedido una escalada de represión aun mayor en contra nuestra. Eso es bueno reconocerlo. Hoy, importantes sectores de la sociedad chilena reconocen la existencia de una democracia antipopular y de un sistema político, económico, social y cultural que nos oprime a todos sin distinción. Los winkas han ido comprendiendo que nuestra lucha no es contra ellos, sino que es contra un sistema de dominación, principalmente económico, que en nuestro caso se ve representado por el accionar impune de las empresas transnacionales en nuestro territorio. Es preciso señalar, sin embargo, que la solidaridad a nuestra causa no ha provenido de todos los sectores winkas, sino que aquellos más consecuentes y activos, como los sindicatos, federaciones de estudiantes, agrupaciones políticas, algunos gremios y sectores poblacionales.

¿En el terreno internacional han sentido apoyo y solidaridad, sienten que esto sea necesario?

R. La causa mapuche también a contado con un gran interés y solidaridad en el ámbito internacional, ya que el movimiento indígena latinoamericano viene planteando en los últimos años muy fuerte el reconocimiento de los derechos políticos de los pueblos indígenas. Estas reivindicaciones cuentan con un gran respaldo en ciertos sectores internacionales y nosotros también lo hemos podido sentir. Lo importante sería que en el ámbito internacional el tema de los conflictos étnicos fuera abordado en el marco que corresponde, es decir, en la relación de opresión que ejercen los estado-naciones sobre los pueblos indígenas.

¿Algunas palabras para finalizar?

R. Para nosotros la reconstrucción del Wallmapuche (territorio mapuche) tiene como eje y motor las recuperaciones de tierras. A través de estas se irán recuperando los espacios territoriales históricos y se fortalecerá la identidad territorial mapuche. Sólo la recuperación del territorio nos dará algún día la calidad de nación y nos permitirá reconstruir todos los demás aspectos de nuestra cultura. Solo a través de un proceso de lucha por nuestro territorio se podrá recuperar la ñuke Mapu (madre tierra), el newen (la fuerza), el rakiduam (el pensamiento), la espiritualidad, nuestra historia, nuestro idioma, nuestras tradiciones y valores, y nuestra conciencia de ser un pueblo con un pasado, un presente y un futuro común.

Las comunidades en conflicto, herederas de la rebeldía heroica de nuestro pueblo, seguirán levantadas y su ejemplo iluminará el camino de otras comunidades que optarán por luchar ante la sumisión. Primero fueron las comunidades de Lumako, Pichiloncoyan y Pilinmapu, que aún mantienen en la retina la lucha por sus tierras. En Arauco las comunidades de Rucañanco, Cuyinko, Tranicura, Choque, El Malo, Miquihue y Pascual Coña se levantaron luego ante la soberbia de las empresas forestales y de un inescrupuloso empresario. En Traiguén, las comunidades de Temulemu, Didaico y El Pantano siguen erguidas hasta el día de hoy. En Collipulli, las comunidades de Colihuinca Tori, Caillin, Catrio Ñancul, Antonio Paillacoi y Choin Lafkenche siguen luchando por recuperar lo usurpado a pesar de la represión y de la aplicación arbitraria de la Ley de Seguridad Interior del Estado. En gran parte del territorio mapuche vuelven a resoplar nuevos aires de rebeldía, lo sabemos porque nuestros héroes no han muerto, al contrario, viven hoy en la memoria y en el corazón de cada uno de los que conformamos la Coordinadora mapuche Arauco-Malleco.